🏛️Historia y Patrimonio

🏡 Poghju, una aldea del Cabo Corso

Situada en una ladera soleada de Ersa, la aldea de Poghju forma parte de los diez pueblos tradicionales del municipio.
Orientada al sureste, disfruta de una luz suave y generosa desde el amanecer.

Como en todo el Cabo Corso, sus habitantes fueron durante mucho tiempo marineros-agricultores: una parte del año dedicada al mar y la otra a la tierra.

⚓ Tierra y mar

Pequeñas embarcaciones unían antiguamente el Cabo Corso con las costas de Provenza, Liguria y Toscana.
Transportaban vino, aceite, madera, cidras y corteza de alcornoque, y regresaban con utensilios, alimentos y materiales de construcción.
Algunas incluso partían a pescar coral en las costas de África, mucho antes de 1830.

👩‍👧 Las mujeres en la aldea

Mientras tanto, las mujeres permanecían en la aldea, responsables del hogar, de la educación de los hijos y de la transmisión de las tradiciones familiares.

🌿 De un pueblo animado a una aldea preservada

En el siglo XIX, Poghju contaba con más de un centenar de habitantes.
Hoy, apenas una decena vive allí todo el año, pero en verano la aldea recupera su vitalidad gracias a las casas restauradas y a la acogida de los visitantes.

Pasear por sus callejuelas es como viajar en el tiempo: cada piedra, cada terraza cuenta la historia de una vida compartida entre tierra y mar.
Tranquila fuera de temporada, la aldea revive en verano con voces, risas y convivencia, ofreciendo un ambiente cálido y auténtico.

🏰 La casa Potentini

En este entorno se alza la casa Potentini, antigua residencia de notables marineros y terratenientes, ricamente amueblada y símbolo del saber hacer local.

Tras años de abandono, fue completamente renovada y hoy alberga nuestras habitaciones de huéspedes y alojamientos vacacionales.
Aquí encontrará el confort moderno, pero también la emoción de un lugar cargado de memoria e historia.

✨ Una estancia entre pasado y presente

Alojarse en la casa Potentini es saborear la autenticidad del Cabo Corso, vivir al ritmo de una aldea preservada y compartir un patrimonio transmitido de generación en generación.
Aquí, entre piedras centenarias y la hospitalidad corsa, cada estancia se convierte en una experiencia única, donde el pasado y el presente se encuentran en perfecta armonía.